Habiendo visto que nuestro pasaje nos llama a abstenernos de la inmoralidad sexual por medio del dominio propio, ahora veremos la segunda parte de nuestro pasaje en donde se nos llama a negar las pasiones degradantes; o como se traduce en otras versiones: negar la concupiscencia. Por ello, es necesario que veamos cómo operan las pasiones de nuestra carne para que podamos negarlas en Cristo.