Pablo continúa defendiendo su ministerio ante los Corintios y ahora lo hace explicándoles que él entiende que ha recibido el ministerio del Espíritu Santo. Es decir, que es el Espíritu de Dios mismo quien opera a través de él y realiza una obra perfecta y permanente en los escogidos. Posteriormente Pablo les explica en qué consiste el ministerio del Espíritu que tiene la responsabilidad de desempeñar y cuál es su esperanza de que este ministerio prosperará hasta el final.