El apóstol Pablo inicia su carta a los Corintios exaltando y bendiciendo a Dios Padre como nuestro consolador en toda tribulación. Al hacerlo nos revela el tema principal de esta carta, que la gracia y el poder de Dios se perfeccionan en la debilidad y en el sufrimiento. Para nosotros esto es muy importante, porque en este mundo de seguro vamos a experimentar aflicción, pero también porque no nos gusta la debilidad ni las tribulaciones. Sin embargo, empezamos con la afirmación de que es Dios mismo nuestro consolador.