El amor de Dios se ha expresado en generosidad, al darse a Sí mismo y traer bienestar a su creación y salvación a su pueblo. El evangelio es el acto más alto de generosidad cósmica en el universo, al dar Dios a Jesús al mundo, y darnos en Él todas las cosas que necesitamos para la vida y la piedad. Por tal motivo, nos llama a vivir dándonos a otros, reflejando su generosidad, experimentando nuestro gozo en Él.