El Señor ha entregado el decálogo y el libro del pacto a Su pueblo y ahora les asegura guiarlos con fidelidad hacia el cumplimiento de Sus promesas, enviando a Su ángel delante para traerlos a la tierra que Él ha preparado, pero solo si obedecen Su voz, siguiéndolo, derribando ídolos y rechazando compromisos con el mundo. Adorándolo solamente a Él, es que Su pueblo redimido disfrutará de las promesas de vida y victoria.